En el punto de mira

«En tres calderos a hervir agua pusieron, en uno, introdujeron una zanahoria, en otro, un huevo y en el tercero, café molido. Poco tiempo después, sacaron los tres alimentos y comprobaron los efectos del calor en ellos: la zanahoria pasó de dura a blanda, el huevo de frágil a consistente y el café, fue capaz de convertir al agua…»

Nuestra sociedad tuvo su particular transformación a comienzos del Siglo XXI. Tras el 11-S, la seguridad en general sufrió un cambio drástico que supuso una importante inversión en numerosos sectores a lo largo y ancho del planeta. El mundo asumió lo vulnerable que era y se adaptó a los nuevos riesgos terroristas a costa de su propia libertad y España no iba a ser menos. Esa apresurada y descoordinada inversión, nos metió en Irak y Afganistán, poniéndonos en el punto de mira y demostrandonos que el “11-S” tenían más de un sinónimo.Mapa de la franja del Sahel y sus conflictos actuales

Con el paso de los años y con la llegada de la «primavera árabe» el mercado turístico mundial modificó sus intereses y puso sus ojos en Canarias. El aumento de turistas fue evidente, aunque no exultante, y prueba de ello era la congelación momentánea de despidos, así como un ligero aumento de contrataciones en el sector turístico de esos años. Digamos que salvamos los muebles. Pero ahora, con esa «revolución democrática árabe», los grupos yihadistas se han desplazado y buscan un nuevo hogar como okupas en un vecino país del Sahel, con el consiguiente riesgo que supone tener estos problemas cada vez más cerca de Canarias. El riesgo y la preocupación son evidentes, y la prueba está en la aprobación y respaldo de la ONU a las acciones militares que Francia ya ha puesto en marcha. Comienza así otra «Guerra», que podríamos bautizar como la del Sahel. Sin CNN, ni venta de entradas, sólo con escuetas noticias y notas de prensa que nos darán una realidad edulcorada de control de la situación. Un control convertido en seguridad que muchos de los que vivimos en este maravilloso archipiélago hemos conocido y disfrutado sin ningún temor, gracias a la labor de quienes tienen la misión de protegernos. Estaban en alerta y se habían puesto manos a la obra, pero ahora la cosa vuelve a tornarse gris, vista las transformaciones previstas en el Plan Estratégico del Cuerpo Nacional de Policía (2013-2016), que una vez apaciguada la amenaza terrorista de E.T.A., dirige los esfuerzos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacia el terrorismo internacional. Qué duda cabe que experiencia tienen de sobra, otra cuestión será si cuentan con los recursos suficientes.

Pero volviendo al Sahel. Queda por venir un incremento de las acciones militares y más movilización de tropas, porque solo con incursiones aéreas no se gana una guerra. Resultará por tanto evidente la necesidad de una plataforma logística oceánica que sirva de trampolín de esa infraestructura militar. Y cualquier estratega que se precie verá que Canarias a escasos mil kilómetros del conflicto, es el mejor sitio. Sin olvidarnos de las plataformas petrolíferas previstas en las aguas cercanas a Canarias.

Pero llegue ese día o no, el riesgo es y será evidente, y el mercado turístico lo sabrá. La reducción en las reservas vendrán primero por las islas más orientales, extendiéndose hacia las occidentales y con ello la entrada en barrena.

Tal vez este argumento sea muy catastrofista, no lo niego, pero los que nos dedicamos a la Seguridad, tenemos la mala costumbre de ver riesgos donde otros ven diversión, o “beneficios”. Sé que no es plausible, pero sí que es probable. Y esta probabilidad es la que me hace replantear la necesidad de estar preparado contra las vulnerabilidades que hoy tiene el sector turístico en Canarias y las nuevas amenazas que se ciernen sobre él. Recordemos que una acción individual contra los intereses españoles es más que factible a tenor de la experiencia sufrida y las declaraciones de altos mandos militares y gubernamentales, por tanto no estamos ante riesgos absurdos o amenazas fantasiosas. Es el momento de demostrar que controlamos el problema.

Personalmente creo que podríamos aplicar un término medio. Sin excesos, ni pánicos, solo con planificación y análisis de situación realistas. La sobreprotección no es sinónimo de mayor seguridad.

En todo Sistema de Gestión, el factor humano es la pieza clave y por tanto la mayor de las vulnerabilidades dentro del propio Sistema. Es aquí donde los buenos profesionales son capaces de impulsar nuevas políticas de respuesta y donde aplicar los refuerzos. Aunque a nadie le guste reconocerlo, muchos empresarios del sector se plantean si aplicar una Política Defensiva; reactiva y eficaz o una Política Pasiva; improvisada y despreocupada. La respuesta parece obvia; aplicar una Política Defensiva, pero sin olvidarnos de la parte previsible.

Para ello, en primer lugar debemos formalizar un análisis correcto de los riesgos, no sólo de los clásicos riesgos colectivos (calamidad pública o catástrofe extraordinaria, incendio, explosión de gas, derrumbe, amenaza de bomba, fenómenos meteorológicos, riesgos laborales, etc) o los tan comunes riesgos antisociales (alteración del orden, violencia, vandalismo, intrusión, robo y hurto), si no también todos aquellos relacionados con la utilización y accesibilidad de sistemas anexos, y los derivados de los derechos de protección de los datos carácter personal. Posteriormente, estableciendo líneas de comunicación directa que favorezcan la coordinación con las diferentes administraciones relacionadas con la seguridad. Un ejemplo de ello sería la RED AZUL impulsada por del Ministerio del Interior o la creación de Centro Nacional de Infraestructuras Críticas (CNPIC). A continuación, aplicar programas formativos específicos, encaminados a involucrar  a nuestros recursos humanos en un intento claro por aumentar los niveles de motivación. Aunando esfuerzos y evitando el desvío innecesario de recursos de seguridad para proteger nuestro interior. Y por último, y no menos importante: ejercitar, ejercitar y ejercitar. Aprendiendo de nuestros errores, con críticas constructivas; escuchando y valorando todas y cada una de las opiniones aportadas, sin miedo a equivocarnos.

Esta es la verdadera fórmula para aumentar la seguridad sin aumentar la inversión, el único inconveniente es su desarrollo; a medio-largo plazo, y el reloj ya se ha puesto en marcha. Los próximos meses serán cruciales para confirmar o desmentir estos argumentos, pero lo que no cabe duda es que si aplicamos este sistema no habremos perdido nada y sí habremos ganado mucho.

«…En tres calderos a hervir agua pusieron, en uno introdujeron a un político sordo, en otro un empresario ciego y en el tercero a un asesor experto. Poco tiempo después, sacaron a los tres y comprobaron los efectos del calor en ellos: el político sordo pasó de duro a blando, el empresario ciego de frágil a consistente y el asesor, fue capaz de convertirlos a los dos».

10 respuestas a «En el punto de mira»

  1. Muchas gracias nuevamente por facilitarme la entrada a tu blog sobre un tema tan importante y tan de actualidad.

    Permíteme felicitarte por el mismo, pues tus exposiciones sin la menor duda son excelentes en esta materia y dejan a uno pensando sobre este conflicto, pues no deja de ser curioso.

    Ánimo y espero que nos sigas sorprendiendo con tu próxima aportación.

    Saludos Cordiales, Adexe T.

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  2. Un artículo excelente, redactado con la intención de transmitir la opinión del autor: realista, de actualidad y de inmediatas repercusiones en lo concerniente a la vulnerabilidad de nuestro archipielago, sin olvidar la capacidad de captación que se consigue sobre el lector … felicidades Enrique ¡¡¡

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